Una de las frases que más escucho en asesorías o talleres es:
«Es que me da miedo salir en redes sociales…».
Y lo entiendo. Exponerse no es fácil. Mostrarte, hablarle a una cámara, compartir tu opinión o tu trabajo puede darte vértigo.
Pero si quieres crecer con tu proyecto, tarde o temprano vas a tener que hacerlo.
Lo que quiero contarte hoy es que ese miedo no desaparece del todo. Incluso yo, que llevo años grabándome y trabajando con redes, a veces lo siento. Se transforma, sí. Ya no es pánico escénico como al principio, pero puede volver en forma de pereza, inseguridad o esa sensación incómoda de «¿estaré haciendo el ridículo?».
La diferencia es que ahora tengo herramientas para gestionarlo.
Y si yo he podido, tú también puedes.
La parte buena de exponerte (sí, la hay)
Lo que me ayuda a seguir es pensar en todo lo que he conseguido gracias a ponerme delante de una cámara o de un micro: conectar con personas increíbles, generar oportunidades profesionales, atraer clientes, inspirar a otras mujeres emprendedoras.
Si no me hubiese expuesto, nada de eso habría ocurrido.
No hace falta que te conviertas en influencer, ni que bailes en TikTok (a menos que te apetezca, claro). Pero sí necesitas dar la cara por tu proyecto, tu marca o tu arte. Porque nadie va a venir a buscarte si no saben que existes.
Lo que a mí me ha servido para superar el miedo a exponerse en redes sociales
Asistir a talleres de teatro de improvisación.
Es cierto que ya el teatro te da herramientas, pero si es «de improvisación», más. Me ha ayudado a expresarme mejor, pensar rápido, conectar con el público y reírme de mis errores. Te ayuda a perder el miedo a hacer el ridículo, porque entiendes que es parte del proceso creativo.
Practicar oratoria para superar el miedo a exponerse en redes sociales
He leído, visto vídeos, tomado notas. Aprender a estructurar mejor lo que quieres decir y a usar tu voz con seguridad te da confianza. No necesitas hacerlo perfecto, pero sí tener una base.
Normalizar el error, es normal que al principio sea imperfecto.
No todo lo que publiques va a ser brillante. No todo gustará. Y está bien. El contenido no tiene que ser perfecto, tiene que ser honesto, útil o inspirador. Cuanto antes lo aceptes, más libre te sentirás.
Grabar sin publicar (al principio) y practicar.
Un truco: grábate aunque no lo subas. Habla a cámara, cuenta algo, repítelo. Así entrenas sin presión. Y con el tiempo, verás que te vas soltando
¿Qué es lo que realmente te da miedo?
Pregúntatelo, en serio.
¿Es miedo a hacer el ridículo? ¿A parecer poco profesional? ¿A exponerte y que no haya resultados? Ponerle nombre a eso que sientes es el primer paso para gestionarlo.
Y recuerda: no hay forma «correcta» de exponerse. Puedes escribir, hablar, grabarte, mostrar tu proceso creativo, compartir aprendizajes. Encuentra tu voz y tu ritmo. Pero no te escondas.
Si te paraliza la idea de exponerte, prueba esto:
- Elige un tema que domines y que te apasione.
- Haz un guion sencillo, con una serie de puntos específicos que te ayude a estructurar el mensaje.
- Grábate hablándole a una amiga, no a la cámara.
- No edites, no filtres: solo habla.
- Hazlo corto, de 1 a 2 minutos.
- Y, repite. Repite. Repite.
No necesitas perfección. Necesitas presencia. Necesitas practicar.
¿Y si empiezas hoy? Deshazte del miedo a exponerse en redes sociales
Este artículo no es para presionarte, sino para recordarte que sí puedes mostrarte tal como eres, con naturalidad y confianza. No se trata de hacerlo perfecto, sino de empezar. De conectar con quienes te están esperando.
Porque cuando te muestras, algo cambia: la gente te escucha, te reconoce, confía en ti.
Tu voz importa, y compartir lo que sabes o lo que haces puede inspirar, ayudar o motivar a otras personas. Grábate, ensaya, y si te apetece…, publícalo. Tú también puedes hacerlo. Y hacerlo a tu manera.




Establece unos objetivos asequibles











