No, no me he vuelto loca. Vivo de las redes sociales, asesoro a marcas, negocios y artistas para que comuniquen mejor en Instagram, Facebook o LinkedIn… Pero también soy consciente de lo importante que es descansar, desconectar del ruido digital y conservar cierta calma mental. Especialmente en verano.
En este artículo no vengo a demonizar las redes, ¡faltaría! Pero sí quiero contarte cómo practico un uso responsable y saludable de la tecnología y por qué creo que el detox digital no tiene por qué ser un acto radical, sino una actitud que se puede cultivar todo el año.
¿Por qué necesitamos hablar de salud digital?
Aunque la tecnología nos conecta, también nos satura. Las notificaciones constantes, el scroll infinito, la necesidad de «estar al día» y esa presión silenciosa de mostrar una vida (a veces) más interesante de lo que en realidad es…, puede agotarnos. Sobre todo si trabajamos o nos movemos en sectores creativos o emprendedores, donde el móvil es una herramienta de trabajo y de visibilidad.
Pero estar disponibles 24/7, o vivir con la sensación de tener que reaccionar a cada mensaje o estímulo, tiene consecuencias: falta de concentración, ansiedad, fatiga visual, insomnio, desconexión de lo que nos rodea.
Por eso, hablar de salud digital es tan necesario como hablar de estrategia digital. No se trata de dejar las redes, sino de aprender a vivir con ellas de forma más consciente.

Lo que yo hago: hábitos sencillos que marcan la diferencia
No hago detox digital radical (salvo en ocasiones puntuales, como te contaré más abajo), pero sí he integrado en mi vida cotidiana ciertos hábitos que me ayudan a tener una relación más sana con la tecnología:
- No tengo notificaciones activadas. Ni de Instagram, ni de WhatsApp, ni del correo. Esto me permite decidir por mí misma cuándo entro en cada app, y no estar reaccionando continuamente a lo que llega.
- No duermo con el móvil en la habitación. Lo dejo cargando en otra sala. Así evito mirar la pantalla antes de dormir o nada más abrir los ojos.
- No cojo el móvil hasta haber desayunado y estar lista para empezar el día. Intento que las primeras horas del día sean mías: para pensar, organizarme o simplemente estar presente.
- Silencio grupos y chats innecesarios. Esto tiene mucho que ver con mi carácter: me gusta la información clara y concisa. Me pierdo entre cadenas de mensajes eternos, así que suelo ser la que pregunta: «Vale, ¿y en resumen cómo hemos quedado? Día, lugar, hora». Establecer estos límites a modo de detox digital me ayuda a no saturarme y a mantener el foco.
- Hago pausas conscientes.: Salir a caminar sin el móvil, dejarlo boca abajo mientras trabajo, ponerlo en modo avión durante comidas importantes o encuentros personales.
- Tengo un móvil de empresa. Utilizo un teléfono exclusivamente para temas profesionales, lo que me permite separar los mensajes personales de los laborales. ¡Fue una gran inversión! Porque esto no solo ordena mi día a día, sino que también me ayuda a establecer un horario de atención al público más claro y respetuoso, sin sentir que tengo que estar disponible a todas horas.
No soy perfecta. A veces me pierdo en el scroll igual que cualquiera. Pero estos hábitos me permiten recuperar tiempo, atención y energía que antes se me escapaban casi sin darme cuenta.

El detox digital de verano: cuando desconectar sí es necesario
Hace años, sí opté un par de veces por desconectar durante un fin de semana. Lo que hacía en esos casos era muy simple: quitar los datos del móvil. No desinstalaba las apps. Avisaba previamente de que estaría esos días sin contestar, y eso me permitía disfrutar de una pausa real sin presiones ni distracciones.
No he pasado nunca 15 días «desaparecida digitalmente». Sí he visto que influencers o creadores de contenido hacen un parón de varias semanas e incluso un mes de detox digital. Avisan a su comunidad de que no van a publicar nada y estarán reconectando.
Si tú sí necesitas un detox más fuerte, te recomiendo:
- Avisar antes si tienes compromisos digitales o clientes.
- Desinstalar las apps temporalmente.
- Apagar notificaciones de absolutamente todo.
- Poner un aviso automático en el correo.
Dedicar esos días a actividades que te conecten con lo tangible: leer, escribir, pasear, o no hacer nada.
@carmenbueloha Día 6/30. Una de las cosas que más me molesta es que por ser autónoma se dé por hecho que mi tiempo está disponible 24/7. «¿Tú siempre estás activa, no? Porque los autónomos no descansan…». ¿En serio? ¿A ti también te pasa? Te leo. 👀 #redessociales #emprendimiento #HistoriasDeUnaAutonoma #autonomo #emprender ♬ sonido original - Carmen Buelohá | Social Media
Conclusión: un detox digital no es apagarlo todo, es elegir mejor
El detox digital no es una moda, es una necesidad que muchas veces ignoramos por inercia. Y no se trata de irse al monte sin wifi (aunque puede estar bien), sino de cuidar tu atención como uno de tus activos más valiosos.
Porque si tú estás bien, tu creatividad, tu comunicación y tus relaciones digitales también lo estarán.
A mí me funciona hacer horas de detox, no necesariamente días enteros. Por ejemplo, pasar una mañana leyendo sin mirar el móvil o una tarde en la playa en modo avión. Esos silencios me sirven para reordenar ideas, reconectar conmigo misma y volver con más claridad y creatividad.
Y tú, ¿has probado a hacer una pausa digital? ¿Tienes algún hábito que te ayude a tener una mejor relación con las redes? Si te apetece, cuéntamelo en comentarios o escríbeme. Me encantará leer tu opinión sobre el detox digital